La próxima normativa sobre CO2 podría reconfigurar el sector europeo del remolque

Este artículo fue publicado originalmente por Nieuwsblad Transport

Los remolques serán mucho más caros dentro de cinco años. Las nuevas normativas sobre emisiones harán subir los precios, lo que significa que las empresas de transporte se verán obligadas a utilizar remolques viejos durante mucho más tiempo. Al menos, esto es lo que espera Diederick van Haselen, Director Global de Equipos del Grupo TIP.

Ya sabemos que los camiones deben ser cada vez más eficientes en el consumo de combustible, y se espera que los fabricantes reduzcan las emisiones de CO2 en un 90% para 2040 en comparación con 2019. Pero, ¿qué implica exactamente la normativa sobre emisiones para los remolques?

«Hay una nueva legislación de Bruselas. Dicta que los remolques deben reducir sus emisiones de CO2 en un 10% de aquí a 2030 en comparación con ahora. Se supone que un remolque ahorra emisiones de CO2, pero los remolques ni siquiera tienen motor. Sí, un remolque frigorífico tiene un motor de refrigeración, pero entre el 70 y el 80% de los remolques no tienen motor y no emiten nada. Entonces, ¿cómo se supone que se ahorra CO2? Para calcular las emisiones, la Comisión Europea ha desarrollado VECTO, la Herramienta de Cálculo del Consumo Energético de los Vehículos. Hay un abismo entre las aspiraciones y la realidad.

La herramienta tiene en cuenta principalmente dos factores: el peso y la aerodinámica. Si reduces el peso, obtienes una mejor puntuación en el cálculo de VECTO. Todo eso está muy bien, pero los remolques tienen una vida dura en la carretera. Cuanto más ligeros, menos duraderos. Esto significaría construir más remolques, lo que es perjudicial para el medio ambiente. Pero la herramienta VECTO no lo tiene en cuenta. Lo mismo ocurre con la aerodinámica. Puedes añadir alerones, pero un remolque con partes salientes no cabrá en un tren. Y muchos remolques viajan en parte por carretera y en parte por ferrocarril. Así que hay aspectos que en realidad perjudican más al planeta. Se podría ahorrar CO2 durante la producción de los remolques, pero la herramienta VECTO no lo contempla».

¿Cuáles son las consecuencias si un remolque no cumple la reducción del 10%?

«Hay una multa de 4.250 euros por cada punto porcentual que te quedes corto. Según los especialistas que han probado la herramienta, la reducción máxima que se puede conseguir es del 5 al 7%. Así que las multas pueden oscilar entre 12.000 y 21.000 euros por remolque. Puede que no parezca mucho, pero un remolque medio cuesta unos 30.000 euros. Si los fabricantes repercuten las multas, el precio casi se duplicaría. Las empresas de transporte suelen tener un margen de beneficios del 0 al 2%, así que sencillamente no pueden permitírselo».

¿Cuál es el camino a seguir?

«Me imagino una situación similar a la de Cuba, donde se siguen utilizando vehículos viejos. Mientras que los camiones acaban teniendo que ser sustituidos debido al aumento de los costes del motor y al desgaste de las piezas, los remolques pueden repararse continuamente, posponiendo la sustitución hasta que sea absolutamente necesario. También preveo retos para muchos fabricantes europeos de remolques, o incluso la quiebra, ya que pueden tener dificultades para adaptarse. Tendrán que dedicarse a renovar remolques, pero no podrán sostenerse con su configuración actual.

Si este plan es tan poco realista, ¿por qué se creó?

«Los fabricantes de camiones llevan décadas recibiendo presiones para reducir las emisiones de CO2, empezando con Euro 1 y pronto con Euro 7. El sector de los remolques no está tan bien representado en Bruselas como el de los camiones. El sector de los remolques no está tan bien representado en Bruselas como el de los camiones, que cuenta con el grupo de presión ACEA. Inicialmente, la Comisión Europea quería una reducción del 15%. Los fabricantes de remolques negociaron una reducción del 10%. Yo lo habría hecho de otra manera; creo que no fue una buena estrategia. Al hacerlo, esencialmente admitieron que los remolques emiten CO2. Pongamos un ejemplo hipotético. Imaginemos que Bruselas exigiera que todas las estaciones de esquí tuvieran nieve morada. Naturalmente, ninguna estación de Europa accedería a tal exigencia; habría demandas porque la nieve púrpura no existe. No se negociaría por un poco menos de nieve púrpura, quizás haciéndola rosa en su lugar. Sin embargo, de manera similar, eso es esencialmente lo que ocurrió con la industria del remolque. Ahora se presta mucha atención a una herramienta informática que conduce a decisiones equivocadas, lo que afecta negativamente a toda la industria del transporte, a los trabajadores de las fábricas de remolques y, en última instancia, a los contribuyentes. Mientras tanto, se oye hablar mucho menos de ideas que realmente podrían marcar la diferencia, como un Super Eco-Combi. O un e-reefer, un remolque frigorífico que genera su propia electricidad para el motor de refrigeración mediante un generador en el eje. Un remolque así ya no necesita gasóleo. En toda Europa se presta poca atención a esto. En los Países Bajos ni siquiera se puede matricular. En Alemania, sin embargo, sí se puede».

¿Qué repercusiones tendrán las normas sobre emisiones en el TIP?

«Se avecina algo grande, y sin duda ocupa nuestra atención. Tenemos la mayor flota de remolques de Europa, así que podemos seguir así un tiempo. Pero ya estamos teniendo en cuenta 2030 en nuestra estrategia».

¿En qué sentido?

«Estamos considerando la posibilidad de adelantar algunas inversiones. Pero también tenemos en cuenta la posibilidad de que no se produzca. Se trata de un cambio tan importante que, sobre el papel, todos los grandes fabricantes de remolques se enfrentarán a serios problemas. Los grandes propietarios de flotas adelantarán sus inversiones y luego las retrasarán durante mucho tiempo. Así que, durante varios años después de 2030, casi no se fabricarán remolques. Y eso también nos afectaría a nosotros, aunque sólo quebrara un fabricante de remolques».

Fuente: Nieuwsblad Transport

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